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Películas emocionantes para la familia: El gato con botas - El último deseo

 

Con una vida es suficiente

En un mundo lleno de arriesgadas aventuras el Gato con Botas ha agotado ya ocho de sus vidas, con lo que sólo le queda una por vivir. Y eso le da un miedo atroz. De modo que huyendo del Lobo Feroz decide abandonarse y esconderse de cualquier peligro en la casa de la madre Luna, un inmenso hogar para gatos. Sin embargo, por cosas del destino se enterará de la existencia de un mapa que conduce a la legendaria Estrella de los Deseos. Si consigue llegar hasta ella, podrá recuperar su número de vidas y volver a ser la leyenda que era. Le acompañará un escuchimizado perro que ha conocido en la casa de Luna y una vieja conocida, Kitty zarpas suaves. 

Formidable secuela de El Gato con botas, de nuevo con el gran Antonio Banderas poniéndole voz y estilo al gatuno protagonista, un personaje la mar de simpático que procede en origen de la saga de Shrek (algunas referencias hay al ogro verde). DreamWorks demuestra estar en plena forma y parece recuperar así laureles de antaño, de modo que Walt Disney va a tener que ponerse las pilas si quiere mantener su hegemonía en la animación. Desde luego aquí el director Joel Crawford (Los Croods: Una nueva era), en colaboración con Januel Mercado, da en todo el blanco con esta película de aventuras que raya a gran altura e incluso supera al film original con una trama trepidante –memorable la larga secuencia inicial– que resulta muy equilibrada en cuanto a acción, humor, personajes, tema de fondo y salero a la hora de contar las hazañas de los personajes. Como curiosidad resulta chocante la cuestión del número de vidas, pues en España siempre hemos hablado de que los gatos tienen siete vidas y aquí en cambio –como al parecer en el mundo anglosajón– se habla de nueve. En cualquier caso, la escena que narra la pérdida de esas vidas gatunas es verdaderamente tronchante.

En la concepción de la historia de El Gato con botas: El último deseo repite Tom Wheeler, pero el equipo de guionistas se refuerza con ideas frescas gracias a Paul Fisher (Los Croods: Una nueva era) y Tommy Swerdlow, responsable éste de filmes familiares de peso, como Elegidos para el triunfo o El Grinch. Saben entre todos pergeñar un relato la mar de entretenido que, además de llevarnos a través de varios escenarios, a la superación de peligros y a imaginativos combates con diferentes villanos, ofrece también el clásico viaje interior del héroe, que aprenderá la lección más importante: valorar la vida que se le ha dado. Claro que para ello es imprescindible la inclusión de magníficos personajes suplementarios como Kitty zarpas suaves y Perro, un chucho esmirriado que poco a poco irá adquiriendo importancia en la trama y también en el corazón de los felinos protagonistas.

 

Por supuesto estamos ante una película con numerosas escenas llenas de humor, sin las cuales El Gato con botas: El ultimo deseo perdería su sello de identidad. Es impresionante la capacidad de Banderas para trasladar su caradura deje andaluz a Gato, un héroe que también aquí tendrá su contrapartida dramática al tener que enfrentarse con sus mayores miedos y con pruebas muy poderosas, como en la escena de los reflejos con sus vidas pasadas. Los guionistas aderezan la historia del personaje de Perrault con numerosas referencias a otros personajes o motivos de cuentos clásicos (especialmente con la participación de Ricitos de oro y los tres osos), también al provechar la persecución del psicópata Jack Horner, coleccionista de objetos legendarios y artefactos mágicos, para dar entrada a graciosas y originales escenas, como las protagonizadas por Pepito Grillo, que acabará fracasando estrepitosamente como la conciencia del malvado pastelero.

Visualmente El Gato con botas: El último deseo es primorosa, con un aparato animado que equilibra las últimas técnicas más realistas de tres dimensiones con dibujos más estilizados en 2D –que tan buen resultado han dado en Los tipos malos o Spider-Man: Un nuevo universo– y que aportan así sensaciones más afectistas cuando la acción es prioritaria, como en las vibrantes escenas con el malvado Lobo Feroz o en la larga secuencia final, con sensaciones que acerca al espectador a los dibujos animados clásicos.

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