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Cómo enseñar a nuestros hijos a manejar sus emociones?

 

Redactado por

Maria Veronica Degwitz

Las emociones son parte integral de nuestras vidas.  Son vehículos para conocer y para actuar, así como para aproximarnos a los demás e interactuar con ellos. Es muy importante que eduquemos a nuestros hijos en inteligencia emocional, y en conocer sus emociones para saber dirigirlas.

En primer lugar, hay que enseñarlos a reconocer que las emociones no son ni buenas ni malas, son manifestaciones espontáneas de nuestro ser y debemos aceptarlas como tal. Los niños tienen que aprender a reconocer las emociones que están sintiendo, a ponerles nombre y sobre todo a saber, que éstas no gobiernan nuestra voluntad ni nuestro actuar.

Existen distintas técnicas que permiten que nuestros hijos vayan reconociendo lo que están sintiendo y puedan ponerles nombre. Podemos por ejemplo preguntarles cómo se sienten, en qué parte del cuerpo están sintiendo esa emoción, también podrían ponerle un color para identificarlas. Son todas maneras de enseñarlos a entrar en contacto con ellos mismos para reconocer lo que pasa dentro.

Es importante que mientras van creciendo, nuestros hijos sean capaces de poder comunicar con sinceridad y claridad lo que les pasa. Podemos ayudar más a un adolescente pueda explicar que está cansado, que tiene rabia, que está decepcionado o nostálgico, en vez de encerrarse en su cuarto y decir que no le pasa nada. Esta identificación de emociones permitirá que podamos sentir empatía ante lo que le pasa y respetar sus espacios y sus tiempos en la rutina familiar.

No dejar que la emoción tome el control

Existe una diferencia clara entre sentir algo y dejar que el sentimiento tome el control de tus acciones. Podemos decirles entonces que es normal sentir rabia, tristeza o enfado y que debemos aceptar que en muchos momentos en la vida tendremos estas emociones, sin embargo, no podemos dejar que el arrebato tome el control y nos alejemos de nuestra manera de ser, reaccionando sólo con la emoción.

Ejercer este autocontrol será más difícil para algunos que para otros, todo depende de la personalidad de cada niño. Sin embargo, hay maneras de enseñarlos a tomar el control: las pausas, el contar hasta 10, el respirar profundo o el alejarse de la situación son todas técnicas que les permiten tomar un momento para valorar esas emociones y poder manifestarlas sin perder el control.

Es importante acompañar a nuestros hijos en su expresión de la emoción. Dar un buen ejemplo y conversar mucho con ellos, son técnicas que pueden modelar una actitud correcta en el manejo de estas expresiones. También debemos corregir las expresiones que pueden hacer daño a los demás o a ellos mismos. Con cariño debemos explicarles que el sentir no da derecho a tener conductas dañinas o peligrosas.

No reprimir

Mientras estamos enseñando a reconocer las emociones y a manejarlas, es determinante entender que expresiones que los hagan reprimir estas emociones hacen mucho daño. Frases como: “No tienes por qué estar triste” o “Los niños no lloran” sólo logran que estas emociones queden reprimidas dentro y pueden manifestarse de otras maneras más dañinas en un futuro.

Son mucho más beneficiosas frases que demuestren acogida a sus emociones o sentimientos y que los ayuden a canalizar estas manifestaciones.

Es importante también que nuestros hijos vean en nosotros un ejemplo positivo de control y manejo de emociones. Si frecuentemente gritamos, o nos dejamos llevar por arrebatos emocionales frente a nuestros hijos, estamos modelando en ellos una conducta de descontrol y estamos echando por la borda cualquier tipo de educación en autocontrol.

Finalmente es esencial que nuestros hijos sientan que los acompañamos en sus emociones, que nosotros también podemos experimentar sensaciones como las que ellos están sintiendo en ese momento y que, pase lo que pase, sus padres siempre van a estar allí para ellos: para orientarlos o acogerlos en cualquier situación, por difícil que pueda ser.


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