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Indiana Jones y el Dial Del Destino , Una anticitera perdida

La anticitera perdida

Años 40. Con ayuda de su socio, el también arqueólogo Basil Shaw, Indiana Jones le arrebata en un tren al nazi Jürgen Voller la mitad de la anticitera, artefacto construido por Arquímedes, que podría servir a Hitler para ganar la guerra. En 1969, mientras se celebra en Nueva York la llegada del hombre a la Luna, Indiana Jones se jubila como profesor de Hunter College, al tiempo que su esposa, Marion Ravenwood, le ha abandonado. Acude a su encuentro Helena Shaw, su ahijada e hija de Basil, obsesionada con la anticitera, que propone a Indy buscar el resto del aparato, aunque también va detrás de él Voller, que ahora se hace llamar Profesor Schmitt.

 

La anticitera perdida

 

“No son los años, es el rodaje”, decía Indiana Jones en En busca del arca perdida (1981), todo un clásico del cine. Cuarenta y dos años después, y bastante rodado, Harrison Ford se atreve a dar vida por última vez al arqueólogo aventurero, en la quinta entrega de la franquicia, primera no dirigida por Steven Spielberg, que ha quedado relegado voluntariamente a productor ejecutivo. Le sustituye  James Mangold, a quien le pegan los héroes crepusculares, al ser responsable de Logan, con personajes Marvel ya de avanzada edad.

Se esfuerza mucho Mangold porque no se note la ausencia de Spielberg, y aunque las comparaciones son odiosas, más o menos da el pego. También se han empleado a fondo los guionistas, para que haya localizaciones mundiales variadas, reliquias sugestivas, persecuciones y acción a mansalva (estupenda la del caballo en Nueva York), frases propias de la franquicia, y sobre todo que los personajes tengan buenas motivaciones, manteniendo el espíritu clásico del original. En tiempos de empoderamiento femenino se da mucha cancha a Helena, pero en realidad está construida con patrones similares a Marion Ravenwood, ya en su momento una mujer autosuficiente, en tiempos en que no eran tan habituales en el cine.

 

Le falla al invento un poco más de ritmo, que el género de aventuras pide a gritos, así que algunos pasajes, como uno que involucra una inmersión subacuática, se hacen interminables, y las dos horas y media de metraje resultan a todas luces excesivas, lo que se podía haber solucionado con una edición más dinámica. Un giro final desafía la credulidad del espectador, aunque atención al memorable toque romántico posterior que da el broche de oro a la cinta. Está cómodo Harrison Ford, que se despide con mucha dignidad del personaje, con secuencias de acción en las que no desentona pese a su edad. A su lado, Phoebe Waller-Bridge, creadora y protagonista de Fleabag, compone una memorable ahijada del héroe, y también cabe citar al jovencísimo Ethann Isidore (Teddy, el nuevo Tapón), Toby Jones (Basil Shaw), Antonio Banderas (el hombre rana más ilustre de España, Renaldo) y sobre todo a Mads Mikkelsen, memorable como el nazi voler. También ha regresa algún personaje ya conocido. No pasan los años por John Williams, que compone un score evocador y memorable, sin ser de los mejores de la serie.